Anécdota de la rana que quería ser una auténtica rana.
Mi anécdota es que un
día, fui a unos quince años y todas mis
amigas iban a ir con tacones y si no llevaba yo se iba a ver mal, entonces decidí
llevar tacones, cuando estábamos bailando
me tropecé y me caí, me dio mucha vergüenza.
Pero yo aprendí una lección, que no porque todas lleven tocones,
afueras las demás personas los tendrán que llevar. Desde esa caída jamás volví
a llevar tacones a las fiestas.
Esmeralda Flores González.